viernes, 24 de junio de 2011

La Catástrofe Japonesa


Hola Jorge Humberto, es un placer volver a saludar a tu finísimo público. Hoy comentaré el impacto del terremoto en la economía Japonesa, y en este tenor les tengo dos noticias: una mala y una peor.
A. La mala, es que Japón sufrió uno de los sismos más intensos en la historia moderna.
B. La peor, es que cuando se pensaba que los lamentables efectos del sismo y el tsunami habían terminado, ahora Japón enfrenta graves problemas de radioactividad en sus plantas nucleoeléctricas.
El pasado viernes la tercera economía mundial registró un terremoto de 9 grados y un tsunami que destruyó diversas poblaciones en el noreste del país, y ahora sufre una posible catástrofe nuclear provocando elevados costos humanos y económicos sin que aún hayan sido cuantificados.
Japón es una de las economías más desarrolladas del mundo, hasta agosto del año pasado ocupaba el segundo lugar como la economía más grande del orbe, después de los Estados Unidos; ahora ha sido desplazado al tercero escaño por la economía china.
La producción de la economía nipona es de 5 billones de dólares, cinco veces más grande que México, tiene una población de 127 millones de personas y un ingreso per cápita de 39 mil dólares al año, mientras que en México es de 9 mil dólares. En el contexto internacional la economía japonesa aporta casi uno de cada diez dólares que se producen en todo el mundo.
Después de años de mostrar un crecimiento acelerado, la economía nipona ha estado estancada durante más de un decenio con tasas de crecimiento casi nulas. La parálisis económica de este país puede ser explicado por distintos factores, entre ellos los siguientes: su población no aumenta, de hecho muestra tasas negativas de crecimiento, su población está envejeciendo, padecen un fenómeno deflacionario, lo que implica una baja en el su nivel de precios acompañada con una reducción de su producción, parcialmente explicada por la baja en las utilidades de las empresas; otro elemento es su exceso de ahorro, lo que reduce su consumo y disminuye las ventas de las empresas en su economía doméstica, además el país asiático tiene una deuda pública que duplica a su PIB, lo que es pernicioso porque en lugar de utilizar el ahorro que genera el país en inversiones o en investigación, se destina al pago del servicio de la deuda.
El sismo, el tsunami y el accidente nuclear han golpeado duramente a una economía fragilizada recientemente por la crisis financiera, y, aunque la zona industrial del país no se vio gravemente afectada, la repercusión en la generación de electricidad y vías de comunicación está dañando a todo el país, ya que la energía nuclear genera una tercera parte de la electricidad utilizada en ese país
Las autoridades monetarias cuentan con escasos instrumentos para contrarrestar la nueva crisis, ya que su tasa de interés es de cero por ciento. No obstante, en un intento de contrarrestar el impacto económico del sismo, el banco central Japonés ha iniciado una fuerte expansión monetaria. En los últimos días inyectó en total 62 mil millones de dólares a los mercados monetarios para estabilizar el sistema financiero, esperando que se detenga la deflación y comiencen a subir los precios, todo ello con la finalidad de estimular la recuperación económica.
Por su parte, las autoridades fiscales están limitadas por el elevado monto de su deuda, pero podrían intentar contraer nuevos créditos para alentar la inversión y el gasto al seno de su economía. Ello sin considerar el ingreso de capitales que se recibirán para apoyar la reconstrucción del país, desde caminos y líneas férreas hasta puertos, en una escala no vista desde la Segunda Guerra Mundial.
Estimado radioescucha, la catástrofe natural que sufrió Japón, se ha visto agravada con el esparcimiento de la radioactividad provocada por las explosiones de los reactores de la planta Fukushima Daiichi. Las mismas autoridades japonesas reconocen el aumento pronunciado de los niveles de radioactividad, que no se ve y que no sólo daña en el presente, ya que sus efectos se presentan generaciones en generaciones futuras. El costo de la recuperación y reconstrucción lo estiman en 180 mil millones de dólares, equivalente al 3% de la producción anual en Japón, pero ¿cuánto costará a las personas los efectos de la radioactividad? Como decía la abuela, “mata más una esperanza que un desengaño”

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