viernes, 20 de febrero de 2009

Autonomía del Banco de México

Hola Pablo, es un placer volver a saludar a tu finísimo público. En esta ocasión comentaré la iniciativa presentada por el PAN en el Senado de la República para que el banco de México no sólo cumpla con su mandato constitucional de procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda, sino que además promueva el crecimiento económico y el empleo. En este tenor, les tengo dos noticias: una buena y una mala.

A. La buena, es que el objetivo de la iniciativa del senador Bueno Torio, es ayudar a la sociedad mexicana a salir con rapidez de los problemas económicos por los que estamos atravesando.

B. La mala, es que no tiene idea económica de lo que está proponiendo.

El 1 de septiembre de 1925 abrió sus puertas por primera vez el banco de México. En los albores del siglo XX, el sistema bancario porfirista fue destruido por el movimiento revolucionario, por lo que la sociedad requería un sistema monetario que estuviera regido por un banco único de emisión, cuyo establecimiento se consagró en el artículo 28 de la Constitución

Durante los gobiernos Díaz Ordaz, Echeverría y López Portillo, el Banco de México se constituyó en la caja chica del gobierno. La máquina de creación de dinero se puso a funcionar durante estos mandatos para financiar el déficit público. El resultado fue una inflación, mejor dicho una hiperinflación, que llegó a alcanzar una tasa de 187%, es decir en un año los precios prácticamente se triplicaban.

1994 fue un año fundamental en la historia monetaria mexicana, en ese año entró en vigor la autonomía del Banco Central, lo que implicó que ninguna autoridad, llámesele gobierno, puede exigirle la concesión de crédito interno, con lo cual se garantizó el control ininterrumpido del Banco de México sobre el monto de dinero en circulación. La autonomía de Banco de México no es una invención tropical, en diversas naciones alrededor del mundo se ha demostrado su eficacia. Cuando los bancos centrales poseen autonomía, su objetivo central es mantener el poder adquisitivo de la moneda, excluyendo el concepto del crecimiento. El motivo es muy sencillo, la mejor forma en la que un Banco Central puede fomentar el crecimiento económico es precisamente a partir de la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda; múltiples investigaciones realizadas en el orbe demuestran esta hipótesis.

Soy de la opinión que en momentos de crisis las propuestas deben emitirse con valor, pero deben ser las necesarias, y aquí tampoco tenemos que inventar el hilo negro, México necesita tres reformas institucionales de manera apremiante, por orden de importancia: reforma educativa, pero no lo van a discutir ahora porque sus efectos se aprecian después de 20 años; reforma hacendaria y reforma laboral, necesitamos un mercado flexible donde la contratación y el despido se agilice y se lo menos costoso para ambas partes.

Estimado radioescucha, no cabe duda que los senadores y diputados están generando iniciativas; aunque estas no tengan fundamentos económicos y sólo sirvan para justificar la retribución de sus abultados sueldos.

Para Frecuencia Financiera, soy Miguel Cervantes y estaré con ustedes la próxima semana.

Ciudad Universitaria, a 12 de Febrero de 2009

Otra del Tipo de Cambio

Hola Pablo, es un placer volver a saludar a tu finísimo público. En esta ocasión comentaré nuevamente el estado del tipo de cambio. En este tenor, les tengo dos noticias: una mala y una peor.

A. La mala, es que el tipo de cambio del peso mexicano respecto al dólar norteamericano en los últimos ocho meses se depreció en 44 por ciento al pasar de 10.24 en julio del año pasado a 14.70 el día de ayer.

B. La peor, es que el banco de México ha inyectado al mercado de cambios la no insignificante suma de 16 mil millones de dólares.

Para los economistas el tipo de cambio es considerado un precio relativo interespacial, es decir, es el precio de una moneda expresado en términos de otra por lo que de facto determina el precio de todos los bienes del resto del mundo. A grandes líneas, cuando el tipo de cambio se deprecia, hay que entregar más pesos por cada dólar, con lo que se abaratan las mercancías locales fomentándose las exportaciones; en contraste, se encarecen las importaciones con su consecuente reducción. Sin embargo, este argumento simplista tiene múltiples aristas, ya que se debe considerar la proporción de la deuda de las empresas que esté denominada en dólares, el efecto inflacionario y, en lo general, la pérdida de poder adquisitivo que una nación experimenta con tan sólo un ajuste en la variación cambiaria.

El mercado de cambios se constituye por oferentes y demandantes de dólares. Las personas que ofrecen dólares los obtienen de las exportaciones de mercancías, la inversión extranjera directa, la inversión extranjera de cartera, de los turistas internacionales y de las las remesas familiares. Por su parte, los demandantes de dólares los requieren para pagar las importaciones de mercancías, el servicio de la deuda externa y para los turistas nacionales que viajan al extranjero.

Hoy en día, el tipo de cambio está elevado porque la oferta de dólares ha disminuido, ya que se recibió vía remesas medio millón de dólares menos respecto al año pasado, la inversión extranjera se redujo en 5 mil millones, las exportaciones no petroleras en diciembre cayeron en 11%, amén a la caída de los precios del petróleo.

El mercado de cambios tiene la gran virtud de reunir a millones de personas que están dispuestos a ofrecer y demandar billetes verdes y a través de su interacción determina el tipo de cambio. La sociedad somos mayor de edad y es muy difícil que millones de seres humanos se equivoquen a la vez. Sin embargo, el Banco Central piensa que el tipo de cambio está muy alto y tomó la decisión de inyectar dólares al mercado con la finalidad, dicen ellos, de estabilizar el tipo de cambio. Lo cual no tendría ninguna importancia a no ser que en esta actividad se han desperdiciado ya 16 mil millones de dólares, suma equivalente al 2% del Producto Interno Bruto de la nación azteca, cantidad ligeramente por abajo del envío remesas de los migrantes, similar a la inversión extranjera directa y recursos suficientes para cubrir el 75% del gasto social. Pero parece que no importa el destino del dinero, al fin y al cabo vivimos en un país en dónde sólo habitan 50 millones de pobres.

Para Frecuencia Financiera, soy Miguel Cervantes y estaré con ustedes la próxima semana.

Ciudad Universitaria, a 4 de Febrero de 2009